La demencia es uno de los mayores desafíos de salud pública a nivel mundial, y con el envejecimiento de la población, se espera que el número de personas que padecen esta condición aumente drásticamente en las próximas décadas.
La tercera Comisión Lancet sobre prevención, intervención y atención de la demencia, presentada en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer (AAIC 2024) por la profesora Gill Livingston del University College de Londres, Reino Unido, ha puesto de relieve que abordar 14 factores de riesgo modificables a lo largo de la vida podría prevenir o retrasar casi la mitad de los casos de demencia.
Este informe destaca que, a medida que la esperanza de vida aumenta globalmente, el número de personas con demencia también se incrementará en todos los países.
Según el estudio, si se implementaran estrategias preventivas eficaces, muchas de estas personas podrían evitar o retrasar la aparición de la enfermedad, mejorando así su calidad de vida y reduciendo la carga sobre los sistemas de salud.
Los 14 Factores de Riesgo Modificables
El informe Lancet identifica un total de 14 factores de riesgo modificables que, si se gestionan adecuadamente, podrían prevenir o retrasar la demencia en un 40-50 % de los casos. Estos factores están agrupados en diferentes etapas de la vida:
- Infancia:
- Baja educación
- Edad adulta: 2. Pérdida auditiva 3. Hipertensión 4. Obesidad 5. Consumo excesivo de alcohol 6. Tabaquismo 7. Depresión 8. Inactividad física 9. Aislamiento social
- Edad avanzada: 10. Diabetes 11. Contaminación del aire 12. Traumatismo craneoencefálico 13. Dietas inadecuadas 14. Mala calidad del sueño
A estos factores se añaden los dos nuevos identificados en el informe más reciente: el colesterol LDL alto en la mediana edad, alrededor de los 40 años, que se atribuye al 7 % de los casos de demencia: y la Pérdida de visión no tratada en etapas posteriores de la vida, responsable de un 2 % de los casos de demencia.
Impacto de los Factores de Riesgo en la Población Mundial
El nuevo informe estima que los factores de riesgo más asociados con la demencia a nivel global son la pérdida auditiva y el colesterol LDL alto (7 % cada uno). A esto se suman la menor educación durante la infancia y el aislamiento social en la vejez, ambos responsables del 5 % de los casos de demencia. Estos hallazgos subrayan la importancia de adoptar un enfoque preventivo desde una edad temprana y de continuar gestionando los riesgos a lo largo de la vida.
La profesora Gill Livingston, autora principal del informe, destaca: “Nuestro nuevo informe revela que hay mucho más que se puede y se debe hacer para reducir el riesgo de demencia. Nunca es demasiado pronto ni demasiado tarde para tomar medidas, ya que existen oportunidades para generar un impacto en cualquier etapa de la vida”.
Estrategias para Reducir el Riesgo de Demencia
El informe de la Comisión Lancet no solo identifica los factores de riesgo, sino que también proporciona recomendaciones claras sobre las estrategias preventivas que los gobiernos y las personas pueden adoptar para reducir el riesgo de demencia. Estas incluyen:
- Educación de calidad para todos los niños: Proporcionar acceso a una educación adecuada desde la infancia puede ayudar a construir una mayor reserva cognitiva, lo que reduce el riesgo de demencia en la vida adulta.
- Tratamiento de la pérdida auditiva: Asegurarse de que las personas con pérdida auditiva utilicen audífonos puede reducir el aislamiento social y la disminución cognitiva, especialmente en la vejez.
- Control del colesterol LDL: Detectar y tratar niveles altos de colesterol LDL en la mediana edad, a partir de los 40 años, es crucial para reducir el riesgo de demencia.
- Cuidado de la salud visual: Hacer que la detección y el tratamiento de la pérdida de visión sean accesibles para todos es una estrategia fundamental para evitar la aparición de demencia en etapas tardías de la vida.
- Tratamiento de la depresión: El manejo adecuado de los problemas de salud mental, como la depresión, reduce significativamente el riesgo de demencia, ya que el bienestar emocional tiene un impacto directo en la salud cognitiva.
- Fomento de la actividad física y social: La actividad física regular, junto con la participación en actividades sociales, es crucial para mantener la salud mental y reducir el riesgo de demencia. La creación de entornos comunitarios que promuevan el contacto social y el ejercicio es esencial.
- Reducción de la exposición a contaminantes: Las políticas de aire limpio y la reducción de la contaminación son fundamentales para proteger la salud cerebral a nivel poblacional.
- Prevención del tabaquismo y control del alcohol: Las políticas de reducción del tabaquismo y la promoción de un consumo responsable de alcohol juegan un papel clave en la disminución de los casos de demencia.
El Envejecimiento Global y la Carga de la Demencia
Uno de los puntos más alarmantes del informe es la proyección de que el número de personas con demencia se triplicará para el año 2050, pasando de 57 millones en 2019 a 153 millones.
Este aumento está impulsado por el envejecimiento de la población y afectará especialmente a los países de bajos ingresos, donde el acceso a la atención médica y las intervenciones preventivas puede ser limitado.
El informe señala que los costos globales relacionados con la demencia ya superan el billón de dólares al año, y esta cifra solo aumentará a medida que la prevalencia de la enfermedad crezca. Las implicaciones económicas y sociales de la demencia subrayan la urgencia de implementar políticas preventivas eficaces que reduzcan el riesgo y retrasen la aparición de la enfermedad.
La Importancia de los Estilos de Vida Saludables
La profesora Livingston concluye con un mensaje poderoso:
“Los estilos de vida saludables que incluyen ejercicio regular, no fumar, actividad cognitiva en la mediana edad y evitar el exceso de alcohol no solo pueden reducir el riesgo de demencia, sino que también pueden retrasar su aparición.
Esto tiene enormes implicaciones en la calidad de vida de las personas, así como beneficios de ahorro de costos para las sociedades”.
Las recomendaciones del informe incluyen 13 políticas clave que los gobiernos y las personas deben adoptar para reducir los riesgos de demencia a lo largo de la vida. Desde garantizar el acceso a la educación hasta implementar políticas de aire limpio y fomentar estilos de vida saludables, cada acción contribuye a la lucha contra la demencia.
El desafío de prevenir la demencia es global, y los esfuerzos deben ser ambiciosos. A medida que los avances en la investigación continúan revelando nuevos factores de riesgo, es crucial que los gobiernos, las comunidades y las personas tomen medidas para proteger la salud cerebral a lo largo de toda la vida.
Implicaciones Clínicas y Recomendaciones para Profesionales de la Salud
El estudio de Livingston et al. (2024) destaca la importancia de que los profesionales de la salud adopten un enfoque proactivo en la identificación y manejo de los factores de riesgo modificables. Esto incluye la implementación de evaluaciones regulares y la creación de planes de intervención personalizados que aborden múltiples factores de riesgo de manera simultánea.
Recomendaciones clave:
- Evaluación de múltiples factores de riesgo: Las consultas clínicas deben incluir la evaluación integral de factores de riesgo, como la pérdida auditiva, la presión arterial, el índice de masa corporal y los hábitos de vida.
- Intervenciones basadas en evidencia: Los planes de tratamiento deben incluir intervenciones multidisciplinarias que combinen cambios en el estilo de vida, terapia psicológica y, si es necesario, farmacoterapia.
- Educación del paciente: Es fundamental que los pacientes y sus familias comprendan la importancia de intervenir en estos factores de riesgo a lo largo de la vida. Los médicos deben actuar.
La Importancia de la Prevención
Uno de los mensajes clave del informe es que nunca es demasiado tarde para comenzar a tomar medidas preventivas. Aunque muchos de los factores de riesgo se acumulan a lo largo de la vida, hay oportunidades para intervenir en cada etapa. La profesora Gill Livingston, destaca que tanto en la infancia como en la rdad avanzada, hay acciones que pueden tener un impacto significativo en la prevención de la demencia.
De cara al futuro, el informe subraya la importancia de seguir investigando y comprendiendo mejor los factores de riesgo modificables. A medida que la ciencia avanza, es probable que se descubran más estrategias para prevenir esta enfermedad. Sin embargo, con la información disponible hasta ahora, es posible reducir significativamente el riesgo de demencia mediante cambios en el estilo de vida y la implementación de políticas de salud pública eficaces.
Un Estilo de Vida Saludable como la Mejor Defensa
El mensaje central del informe es claro: llevar un estilo de vida saludable, que incluya ejercicio regular, evitar el consumo de tabaco, moderar el consumo de alcohol y mantener una actividad cognitiva constante, puede reducir el riesgo de demencia o retrasar su aparición. Estas acciones no solo mejoran la calidad de vida individual, sino que también alivian la carga económica y social que la demencia representa para las familias y los sistemas de salud.
Las políticas de salud pública deben enfocarse en garantizar que las personas tengan acceso a los recursos necesarios para mantener un cerebro saludable a lo largo de toda la vida. Desde el acceso a una buena educación, hasta la promoción de entornos sociales activos y saludables, cada medida contribuye a reducir el impacto de la demencia en la sociedad.
A medida que las poblaciones alcanzan edades avanzadas y la incidencia de la demencia sigue aumentando, la prevención se convierte en un desafío global que requiere un esfuerzo coordinado entre gobiernos, comunidades y personas. El conocimiento sobre los factores de riesgo está disponible, y actuar sobre ellos es una responsabilidad compartida para garantizar un envejecimiento saludable y pleno.
Dra. María Olivia Goncalves
Directora Grupo Sinapsis
Fuente: Livingston, G., Huntley, J., Sommerlad, A., Ames, D., Ballard, C., Banerjee, S., Brayne, C., Burns, A., Cohen-Mansfield, J., Cooper, C., Costafreda, S. G., Dias, A., Fox, N., Gitlin, L. N., Howard, R., Kales, H. C., Kivimäki, M., Larson, E. B., Ogunniyi, A., … Mukadam, N. (2020). Dementia prevention, intervention, and care: 2020 report of the Lancet Commission. The Lancet, 396(10248), 413–446.
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