¿Sabes qué hacer cuando la ansiedad se complica?

¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es un estado emocional que abarca sentimientos de preocupación, nerviosismo o temor. Aunque desagradables, los episodios ocasionales de ansiedad pueden ser normales y a veces incluso productivos. La ansiedad puede ayudar a las personas a evitar el peligro y hacer cambios importantes y significativos que pueden ser favorables. Sin embargo, cuando la ansiedad es persistente e interrumpe la vida diaria, ya sea en el hogar, el trabajo, los amigos y otras aspectos de la vida, puede ser indicador de un Trastorno de ansiedad y debe ser evaluado por un especialista de salud mental de  modo que la persona pueda recibir ayuda y superar la situación lo más pronto posible.

Según the National Institutes of Health, casi un tercio de los adultos en los EE. UU. presentarán ansiedad en algún momento de sus vidas, y la condición afecta a más mujeres que hombres. Este es un trastorno muy frecuente también en otros paises y puede ser muy limitante cuando no es tratado adecuadamente, además de dar paso a otras complicaciones de salud como puede ser la predisposición a trastornos cognitivos.

¿Cuándo la ansiedad es un Trastorno?

Los trastornos de ansiedad se manifiestan de diferentes maneras y con diagnósticos distintos dependiendo de lo que lo desencadena. Está el trastorno de ansiedad generalizada, que es un estado crónico de preocupación y tensión severas,  a menudo sin aparentes causas que sean acordes a la intensidad de los síntomas. El trastorno de pánico, que se refiere a ataques de pánico repentinos y repetidos, episodios de miedo intenso que alcanzan su punto máximo en pocos minutos. El trastorno obsesivo compulsivo, que está marcado por pensamientos intrusivos o compulsiones para llevar a cabo comportamientos específicos, como lavar las manos o cerrar las puertas, entre otros. El trastorno de estrés postraumático que aparece  después que la persona experimenta o presencia un evento de alta carga emocional negativa que llamamos traumático.

La ansiedad suele ir acompañada de depresión, y los dos comparten una arquitectura genética subyacente. Más allá de la genética, las experiencias infantiles como el trauma temprano o la sobreprotección parental pueden desempeñar un papel en la vulnerabilidad o predisposición ansiosa. En las personas con trastornos de ansiedad, los circuitos cerebrales que controlan la respuesta a la amenaza parecen fallar: la amígdala, una estructura que detecta el peligro, puede volverse hiperactiva, provocando una amenaza donde realmente no existe ninguna.

La ansiedad a menudo se trata con éxito usando psicoterapia, medicamentos o ambos. La terapia cognitiva conductual es una de las opciones más efectivas, en la que los pacientes aprenden a identificar patrones de pensamiento problemáticos y a cambiar su respuesta.

Cómo reconocer los signos de ansiedad

Las personas que sufren ansiedad pueden sentirse inquietas, nerviosas e irritables. Pueden tener dificultades para concentrarse o controlar sus emociones. Los síntomas físicos también pueden incluir fatiga, temblores, problemas para dormir, dolor de estómago, dolores de cabeza y tensión muscular.

La ansiedad a menudo implica preocuparse en un grado intenso y excesivo. Esas preocupaciones pueden aplicarse a cualquier aspecto de la vida, desde situaciones sociales y dinámicas familiares hasta problemas de salud física, laborales, económicos, ente otros.

La angustia o el temor de una persona puede ser drásticamente desproporcionados a los desafíos reales que enfrenta. También puede creer irracionalmente que el peor de los casos es inevitable.

Estrategias para manejar la ansiedad

Existen una gran variedad de estrategias que puede ayudar de controlar la ansiedad. Lo importante es que si los síntomas se mantienen o son muy intensos hay que buscar el apoyo de un profesional de salud mental ya que los estados de ansiedad prolongados son altamente dañinos para todo el organismo y pueden dar paso a otras complicaciones.

1.- Respiración lenta 

Con la ansiedad, la respiración se vuelve más rápida y superficial. Intente ralentizar la respiración deliberadamente. Cuente hasta tres mientras inhala lentamente, luego cuente hasta tres mientras exhala lentamente. Esta es una excelente técnica ya que  ayuda a controlar la respiración  y recuperar el control de la situación.

2.- Relajación muscular progresiva

Encuentre un lugar tranquilo. Cierre los ojos y tense lentamente y luego relaje cada uno de los grupos musculares desde los dedos de los pies hasta la cabeza. Mantenga la tensión durante tres segundos y luego suéltelo rápidamente. Esto puede ayudar a reducir la sensación de tensión muscular que a menudo acompaña la ansiedad.

3.- Quédese en el momento presente

La ansiedad puede hacer que los pensamientos vivan en un futuro terrible que aún no ha sucedido. Intentar volver a donde al presente puede ser de gran ayuda. Practicar meditación, relajación, mindfulness, puede ser de gran ayuda para alcanzar esta meta.

4.- Estilo de vida saludable. Mantenerse activo, comer saludable, salir a la naturaleza, pasar tiempo con familiares y amigos, reducir el estrés y realizar las actividades que disfruta son métodos eficaces para reducir la ansiedad y mejorar el bienestar emocional.

5.- Aprender a cambiar los pensamientos negativos.

El pensar insistentemente en algo negativo genera la activación del sistema de alarma del organismo que se pone en disposición de afrontar un peligro. Aprender a distraer la atención enfocándola en otros aspectos neutros cueando estos pensamientos emergen, puede ser de gran ayuda. El camino a través de la ansiedad es aprendiendo que lo que se teme probablemente nunca suceda y cambiar de foco puede hacer una gran diferencia.

6.- Caminar, hacer ejercicio o practicar yoga

A veces, la mejor manera de detener los pensamientos ansiosos es alejarse de la situación. Tomarse un tiempo para concentrarse en su cuerpo y no en lo que le inquieta, puede ayudar a aliviar la ansiedad y recuperar el equilibrio, aparte de todos los beneficios para la salud que estas actividades generan.

7.- Desafíe su diálogo interno.

Los pensamientos afectan las emociones. La ansiedad puede hacer que sobreestime el peligro en una situación y subestime su capacidad para manejarlo. Trate de pensar en diferentes interpretaciones de una situación que le ponga ansioso, en lugar de saltar al peor de los casos. Mire los hechos a favor y en contra de que su pensamiento sea verdadero.

Qué hacer cuando la ansiedad es intensa y recurrente

Cuando los síntomas se hacen incontrolables es importante buscar ayuda profesional. Los trastornos de ansiedad a menudo responden con mucho éxito a los tratamientos con psicoterapia  y farmacoterapia, particularmente cuando son combinados.

Existen diferentes alternativas psicoterapéuticas adaptada a la condición específica de cada persona, siendo la terapia cognitiva conductual una de las opciones más efectivas para los trastornos de ansiedad. Los pacientes aprenden a identificar y desafiar los patrones de pensamiento distorsionados para anticipar cuando aparecen y así poder cambiar la forma en que responden.

La medicación por su parte, ayuda a los pacientes a controlar la ansiedad y mejorar significativamente aunque no pueden curar la afección subyacente, para eso está la psicoterapia que ayuda a la persona a profundizar en las razones que subyacen los síntomas.

El tratamiento a base de benzodiacepinas o betabloqueantes puede ofrecer soluciones a corto plazo ya que  frena síntomas complejos como, sensación de ahogo, taquiacardia, manos temblorosas, irritabilidad, problemas de sueño entre otros. Los antidepresivos, se usan también como un tratamiento a largo plazo y pueden tardar algunas semanas o meses en funcionar, teniendo indicaciones muy especificas que de ser cumplidas adecuadamente generan buenos resultados a largo plazo.

Existe amplia evidencia científica de que el tratamiento combinado, psicoterapia/farmacología es el que mejores resultados ofrece. Claro está que es recomendable combinar toda una gama de estrategias de estilo de vida, como ejercicio físico, alimentación y las que antes se mencionaron,  lo que favorecerán una mejor evolución.

María OliviaGoncalves, PhD